Axel Kicillof hace equilibrio en la agitada interna del PJ: irá al acto de Cristina Kirchner, pero antes se mostrará con dos rivales de Máximo

LA PLATA.- El gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, busca hacer equilibrio en la pelea interna del peronismo. Incluso si eso lo obliga a hacer contorsiones para estar con los sectores en pugna, como sucederá este sábado: por la mañana se mostrará abrazado junto a Mario Secco en Ensenada y, pasado el mediodía, con Jorge Ferraresi en Avellaneda, dos intendentes que pujan por la salida de Máximo Kirchner en la conducción del Partido Justicialista bonaerense. Minutos después, será parte del acto en Quilmes que encabezará Cristina Kirchner y que tendrá a su hijo como protagonista.

Kicillof había confirmado hace varios días su presencia el sábado por la mañana en Ensenada y por la tarde en Avellaneda. Luego llegó la invitación al acto de Quilmes, convocado por Mayra Mendoza, donde reaparecerá la expresidenta en público por primera vez desde que Javier Milei asumió la Presidencia.

“Kicillof hará lo posible para ir a los tres actos”, informaron desde su oficina de prensa. “Los actos de Ensenada y Avellaneda estaban confirmados hace 15 días”, agregaron.

Ayer, Cristina Kirchner anunció que participará en la inauguración de un gimnasio en Quilmes, el sábado, a las 16, convocada por la intendenta de La Cámpora Mayra Mendoza, aliada de Máximo Kirchner. El predio llevará el nombre de Néstor Kirchner.

Para entonces Kicillof ya había confirmado su participación en los actos de Ensenada, a las 11, y de Avellaneda a las 15.30, junto a dos históricos alcaldes peronistas que buscan desplazar a Máximo Kirchner del conducción del partido. Pero el anuncio de la reaparición en público de la expresidenta, la única líder que reconoce el gobernador, obligó a reformular los planes.

“Se están moviendo los horarios para poder ir a todos los actos”, precisaron en La Plata. Lo cierto es que Secco y Ferraresi aceleraron en las últimas semanas un operativo para situar a Kicillof como único conductor del peronismo, en detrimento de Máximo Kirchner.

El martes, Kicillof marchó al frente de una de las columnas que se manifestaron en defensa de la universidad pública: allí se mostró junto a Sergio Massa, quien también buscó reaparecer en la escena política, al mismo paso que Kicillof y rodeado por funcionarios provinciales e intendentes.

El sábado por la mañana, Kicillof participará en Ensenado en un acto encabezado por Secco y distintos sindicatos por el dragado del canal Magdalena, bajo la consigna: “Soberanía, producción y trabajo”. La fecha fue elegida para conmemorar los 45 años de la primera huelga general contra la dictadura, en 1979. El acto apuntará contra las políticas liberales de Milei.

Pero el 27 de abril es otra fecha rescatada por el calendario kirchnerista, que recuerda la elección presidencial de 2023, en la que Néstor Kirchner quedó segundo detrás de Carlos Menem, quien finalmente se bajó del balotaje.

Por ese motivo Ferraresi eligió el sábado 27 para inaugurar un centro cultural que llevará el nombre de Néstor Kirchner, en la isla Maciel. “Nos acompañará el gobernador Kicillof, anunció sobre el inicio de la semana. Ante el anuncio de Cristina Kirchner, Ferraresi tuvo que adelantar su acto dos horas, a las 13.30.

Kicillof, no se quedará sin la foto con Cristina pero tampoco se privará de abrazarse, antes, con los alcaldes que exigen que Máximo Kirchner dé un paso al costado. Tanto Secco como Ferraresi y Kicillof estuvieron en San Vicente hace dos semanas, en la quinta 17 de octubre, donde Andrés Larroque, exsocio de Máximo Kirchner y ministro provincial, reclamó “no más conducción por WhatsApp”, en alusión a las órdenes políticas que baja el camporismo.

Tras ese acto, Secco dijo que los intendentes están encolumnados tras el liderazgo de Kicillof. La tensión escaló casi al punto de la ruptura y quedó en evidencia cuando Kicillof visitó a Mendoza en Quilmes y a otro intendente camporista, Damián Selci, en Hurlingham. La reaparición de Cristina Kirchner podría configurar una intervención para calmar las aguas de la convulsionada interna peronista.

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