Veinte minutos de furia: aciertos ofensivos, errores no forzados y cuatro goles en el Monumental

El fútbol se volvió loco, loco, loco en el Monumental. El partido entre River e Independiente del Valle, de Ecuador, por la Copa Libertadores vibró con cuatro goles en veinte minutos. Cuatro llegadas, cuatro tantos: 100% de efectividad en los ataques y una colección de desaciertos defensivos. El marcador, que a los 7 minutos estaba en blanco, a los 27 ya estaba 2-2.

Fue River el que abrió el marcador. Lo hizo a los 7 minutos, con una intervención de Franco Mastantuono (¿cuándo no?). El juvenil, ya graduado en la primera división millonaria, ejecutó un saque de esquina a la cabeza de Lucas Martínez Quarta. El ex defensor de Fiorentina ganó en las alturas, pero no le apuntó al arco, sino al espacio. Por allí, en el área chica, andaba Sebastián Driussi, asentado como el 9 del equipo en lugar del colombiano Miguel Borja. Y el delantero llegado de Austin, de Estados Unidos, punteó la pelota ante la salida del arquero Guido Villar y anotó el 1-0. Driussi, cuestionado hasta hace algunos días ante Gimnasia La Plata, es ahora el máximo goleador de River en el año, con 6 tantos. Tres de ellos, por Copa Libertadores.

Pero los ecuatorianos replicaron casi al instante. Y por un error de River. Martínez Quarta intentó un pase a Giuliano Galoppo, se interpuso Kevin Castaño y la pelota rebotó en el colomibiano. Aprovechó Claudio Paul Spinelli, el clon de Claudio Paul Caniggia, y enfiló hacia el arco de Franco Armani. Martínez Quarta se repuso y alcanzó a robarle el balón. Pero otro rebote le dejó el gol a Michael Hoyos –nacido en Los Ángeles pero argentino, formado en Estudiantes de La Plata–. Armani no pudo hacer nada para evitar el 1-1. Fue el gol número 14 que le anotaron al capitán de River en 24 partidos de la temporada.

Diez minutos más tarde, la debacle defensiva de River se prolongaría en la segunda llegada del equipo visitante. Fue toda de Luis Loor por la banda izquierda del ataque ecuatoriano. Sacó a pasear a Pezzella, amagándole por un lado y yendo a buscar la pelota por el otro. Luego, centro con tres dedos para que Spinelli le gane a Martínez Quarta -y a Armani- en un mismo movimiento. Gran gol del equipo dirigido por el español Javier Rabanal, que atacaba en la zona más débil de la defensa millonaria: del centro a la derecha. De Martínez Quarta a Bustos.

River encontró el empate en una jugada fortuita, con derechos de autor para Mastantuono. El juvenil buscó a Bustos por primera vez, pero la defensa ecuatoriana conjuró el peligro. En el rebote, otra vez Mastantuono amagó, se sacó a un rival de encima y encontró al ex lateral derecho de Independiente e Inter de Porto Alegre, en Brasil. Bustos relojeó el área y, aunque no había nadie con la banda roja merodeando el arco ecuatoriano, igual se tuvo fe, abrió el pie derecho y tiró el centro, de rastrón. El paraguayo Luis Zárate no se percató de que detrás suyo no había nadie, se tiró a barrer la pelota y la impactó. Con tanta mala suerte para él (y para su equipo) que el balón se metió casi pidiendo permiso en el primer palo del indefenso arquero Villar.

Entre los errores no forzados en defensa y algunos aciertos de los delanteros, aquellos primeros 20 minutos de River vs. Independiente del Valle configuraron un partidazo. La mitad de la cancha resultó una autopista y cada ataque llevó aroma de gol. Sobre el final del primer tiempo, un pase que parecía largo de Facundo Colidio a Mastantuono terminó en los pies de la joya riverplatense. Aprovechando la lentitud de Villar y de Carabajal, encaró. Lo tumbaron y el defensor vio la roja. El propio joven maravilla se hizo cargo del disparo. Zurdazo y 3-2.

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