Monumental Moria, un clásico disruptivo al mejor estilo de la diva que terminó por la llegada al mundo de Sofía Gala
“Yo soy Rita Turdero, la pantera de Mataderos. Nací en Mataderos, entre guinches y carniceros, y ahora estoy en televisión entre animadores y tongueros. Chiribín chiribín, uhú uhú”, decía Moria Casán en Monumental Moria. Fue el primer programa que la diva hizo con Mario Castiglione y estaban en pleno romance. De hecho, quedó embarazada de Sofía Gala ese mismo año, por lo que el ciclo tuvo un final anunciado. Monumental Moria debutó el 10 de abril y se despidió el 2 de octubre de 1986, y se emitía una vez por semana, en Canal 9. Tuvo apenas 26 episodios, pero quedó grabado en la memoria colectiva de la gente y todavía, cada tanto, lo repiten en canal Volver. Fue un ciclo disruptivo con brillo, humor, sketches, musicales y purpurina en un país que despertaba de los años oscuros de la dictadura. Moria era la protagonista absoluta, aunque a medida que su pancita iba creciendo, debió ceder espacios. Así, Adriana Salgueiro se animó a bailar por primera vez de su mano, y también la acompañaron Edda Díaz, Alberto Anchart, Ana María Giunta, Miguel Jordán y Sandra Callejón, además del propio Castiglione que también participaba del armado de cada emisión.
“Los recuerdos del programa son los máximos”, rememora Moria Casán para LA NACIÓN. “En 1986 me llamó Jorge Gallo, que fue mi productor y un amigo después. Rolando Hanglin estaba en el directorio de Canal 9 en ese momento, y me propusieron hacer El club privado de Moria, junto a los I Médici Concert. Ya en esa época estaba con Mario Castiglione, el padre de mi hija, porque lo había conocido en una revista que hice en el Teatro Metropolitan con (Alberto) Olmedo y (Jorge) Porcel, y él era parte de este grupo humorístico. Inmediatamente después creamos Monumental Moria, también en Canal 9. Las atracciones del programa eran Valeria Lynch y Los Pimpinela, que debutaron con nosotros, y Nito Artaza, que recién empezaba también y venía como invitado. Adriana Salgueiro tenía mucha letra. Nos dejaron ser muy libres y hacíamos grandes inventos. Estaba Guido Gorgatti, la coreógrafa era Charito Mancera, la mujer de Pipo Mancera, y después la cambié por Daniel Fernández, que era un bailarín mío. Empezamos con un rating bajo en esa época, 8 o 9 puntos, que estaban muy bien para un Canal 9 que se estaba armando. Competíamos con Benny Hill, que la rompía. No teníamos presión de rating y la pasábamos bomba. El programa iba creciendo semana a semana y pasamos de 8 a 12 o 14 puntos y después a 18 puntos, con nuestros inventos y nuestra onda. Ese día de 18 puntos nos fuimos a brindar, porque Benny Hill había hecho 12 o 13. Más tarde empezamos a competir con Olmedo y No toca botón y nos ganaba por poquito, porque era un boom. De todos modos, yo ya lo dejaba porque iba a tener a Sofía y al poco tiempo empecé con Las tretas de Moria donde debutó Sofía Gala siendo bebé. Hacíamos cosas muy divertidas que inventábamos Castiglione y yo, con libros nuestros y de Ernesto Arraiz, que era mi representante junto con Pepe Parada. Era muy ingenioso, un venezolano que ya murió y era el marido de Blanca Curi, la tarotista. Me ayudaba en las puestas de los sketches”.
Nace una estrella
Moria se emociona cuando recuerda cómo nació Rita Turdero, el personaje que la llevó a una popularidad sin retorno. “Un día se me ocurrió hacer Rita Turdero y la inventé en una servilletita de un restaurante. Quería hacer a una mina que bailara cumbia, que estuviera medio en bolas, pero que en el fondo fuera conservadora. Una loca divina y que siempre terminaba diciendo ‘Yo soy Rita Turdero, la pantera de Mataderos. Nací en Mataderos entre guinches y carniceros y ahora estoy en televisión entre animadores y tongueros. Chiribín chiribín, uhú uhú’. Me divertía mucho. Yo también hacía números musicales en ese momento, pero no teníamos grandes elementos aunque lo dábamos todo. Había poca escenografía, todo muy artesanal”, detalla.
El desembarco del Zar
Sin embargo, las cosas cambiaron cuando Alejandro Romay llegó a Canal 9 y tomó las riendas de toda la programación. “Cuando llegó Romay lo mejoró mucho, pero le sacó la cosa genuina y disruptiva que teníamos en nuestras cabezas. Si bien sumaron esas pelucas de colores divinos, la gran escalera tipo music hall, más ballet, se volvió más conservadora y nos acotaba un poco. Por ejemplo, yo quería hacer un gaucho y que Castiglione fuera la gaucha y Romay no quería saber nada. Nos sacó la esencia de la locura porque éramos medio ‘Capussotos’, disruptivos. Siempre fui de no obedecer los mandatos que había para el humor. Era la conductora de un programa musical y yo entrevistaba cuando en esa época todos los que ocupaban ese lugar eran tipos. Rompí moldes. Me acuerdo de que una vez Irma Roy me dijo ‘¿Por qué te disfrazas de hombre siendo tan divina’? Porque estaba cansada de ser mujer. Yo le respondía que sabía que tenía buen físico, pero me interesaba otra cosa y estaba trascendiendo mi físico mientras era joven (risas), porque me divertía. En definitiva, se acotó un poco en cuanto a creatividad, pero teníamos más elementos”.
Casán dice que todavía la gente le recuerda tramos y personajes de ese programa. “Creó que quedó en la memoria colectiva porque soy disruptiva, soy una mujer que provoca risas en otro packaging. Fui elegida la capocómica de este país hace unos años, y me eligieron nuestros cómicos y el Campi me dio el premio. Fui así desde el primer momento”.
Llega Sofía Gala
Moria quedó embarazada mientras hacía Monumental Moria por lo que el show terminó en pleno éxito con la llegada al mundo de Sofía Gala, el 24 de enero de 1987. A los pocos meses de nacer la beba, la actriz firmó contrato con Telefe para hacer Las tretas de Moria. “El último tiempo lo hice con panza. En el 9 nació Sofía y en el 9 empezó su carrera gracias a Romay con Moria banana, a los 5 añitos. Sofía iba todo el tiempo a comer con Romay y le hacía todos los cuentos en versión gay, y él le daba ‘marrones’; no sé qué plata era, si pesos argentinos o qué, pero eran marrones (N. de la R.: así se conocía al billete de 1000 pesos ley 18.188, por su color característico). Romay decía ‘Esta chica es una maravilla, tiene que actuar con vos’. Y ahí empezó con un sketch que escribía Cristina Wargon en el que mi hija caminaba y decía ‘Mamá no me entiende, es otra generación’. Romay era un hombre increíble, sabio, que dio trabajo a muchos actores”, concluye Moria.
Creatividad y riesgo
En un principio, Monumental Moria fue muy artesanal, y Casán y Castiglione se ocupaban de cada detalle. “La ropa de los primeros programas era mía y después la hizo Enrique de Álzaga; las pelucas eran de Estela Londero, que las traía de Japón. Pero los modelos eran idea mía, sobre todo el brillo de la purpurina. Todo lo que usó Madonna y lo que usan las chicas ahora, yo lo usé mucho antes, incluso en los años 70, con La banana mecánica, espectáculo que venían a ver los del Di Tella. Siempre fui muy jugada. Fueron años gloriosos porque en época de represión yo pude hacer de todo. Era la única mina que salía en tetas o decía que tenía siliconas o cualquier barbaridad y no se me prohibía. Hice los mayores desnudos en una época en la que nadie podía hacer nada. Era una cosa loquísima. Nos reíamos mucho porque tengo un concepto muy lúdico y siempre meto el juego; soy muy relajada para laburar. El disfrute estaba en cada cosa. Me da mucho placer que sea uno de los programas más vistos cada vez que lo pasan en Canal Volver. Y la gente se sigue riendo. El humor no tiene color, es un arco iris como casi todas las cosas de la vida. Pero claro, el estar en las manos de una mujer tenía sus cositas”, explica Moria.
Adriana Salgueiro fue un pilar importante en el ciclo. “Fue fabuloso y puedo contar tres cosas que pintan al programa y a Moria en particular. Primero que es sumamente generosa, porque te dejaba lucirte en lo que fuera. Siempre decía una frase que me quedó y es que las feas distraen (risas), y me causa mucha gracia. Fue la primera persona que me hizo bailar porque estaba embarazada de Sofía en ese momento y me pidió que hiciera los cuadros musicales. Le dije que yo no bailaba, pero insistió y lo hice y fue una experiencia maravillosa. Hacía un personaje de una mujer muy fea que no se sabía bien si era una vieja, un monstruo o qué; el sketch se llamaba Imbecile. Me daba la libertad de sorprenderla y con su risa contagiosa y alegría permanente, se hacía pipí encima (risas) porque estaba embarazadísima”, recuerda entre risas Salgueiro, para LA NACIÓN.
Miguel Jordán también fue parte de Monumental Moria. “Disfruté mucho con Moria y un elenco de excelentes compañeros, haciendo distintos personajes con vedettes, bailarines. Y el rating nos acompañaba. Fue un programa que marcó un éxito para la pantalla de Canal 9. Me acuerdo que Romay un día destacó eso y Moria aprovechó y dijo que el éxito era de todos y que nos merecíamos un aumento (risas). Ese programa siempre va a estar en mi corazón, y también Moria”.