El mundo económico está girando en dirección a Asia
El diseño de una eficaz política internacional requiere tener presente cuáles son las tendencias globales del crecimiento económico de las naciones y también cómo están evolucionando los grandes mercados internacionales. Desde la Revolución Industrial viene cambiando el mapa económico mundial; desde fines del siglo XVIII, el liderazgo le correspondió al Reino Unido, pero después de la Guerra de Secesión de Estados Unidos este liderazgo se mudó desde Europa a América del Norte, donde se mantuvo durante todo el siglo XX. Pero el escenario mundial cambió en este siglo por el liderazgo de China, la gran potencia asiática.
En 1980, Estados Unidos registraba un PBI que era casi diez veces mayor que el de China, que comenzaba a abandonar el colectivismo. El PBI de los Estados Unidos era entonces holgadamente la primera economía mundial. Hoy, China es la primera economía mundial; cuando Biden finalice su presidencia, a fines de este año, la economía china será, según el FMI, 25% mayor que la de Estados Unidos.
Es probable que el PBI chino siga creciendo en los próximos años más que el de Estados Unidos, ampliando así su actual diferencia favorable. Esto se fundamenta en el hecho de que los niveles de ahorro e inversión de China son mayores que los de Estados Unidos. Por eso, el avance económico chino es más veloz que el norteamericano, una consecuencia lógica de un hecho elemental y decisivo, vinculado al proceso de acumulación de capital financiado esencialmente por el ahorro interno.
Este avance desigual de la producción de bienes y servicios viene cambiando el mapa mundial de las actividades económicas, que está girando desde Europa y América del Norte hacia el Asia-Pacífico. Este hecho debe ser tenido en cuenta en el diseño de nuestra política exterior para una mejor inserción económica de nuestro país en este mundo globalizado.
Asia oriental y el Pacífico crecen económicamente en este siglo más rápido que el resto del mundo; las economías asiáticas emergentes, lideradas por la India y China, vienen incrementando año tras año su importancia económica, a un ritmo más acelerado que el de las naciones desarrolladas agrupadas en el G-7 (Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, Japón, Italia y Canadá). Este liderazgo de las naciones emergentes asiáticas se acentuará en el futuro. En 1980 el PBI del G-7 equivalía a 6 veces el PBI de las naciones asiáticas emergentes, pero hoy las cosas son distintas, ya que el PBI de estas naciones asiáticas emergentes es mayor que el del G-7. Esta diferencia se consolidará aún más en el próximo quinquenio,
Las estimaciones para este año son coherentes con lo que ha venido ocurriendo en el mundo a partir de la década del 80 del siglo pasado. Las economías emergentes, que en 1980 representaban menos del 40% del PBI mundial, ahora representan casi el 60%. Pero las diferencias en el PBI por habitante, si bien vienen disminuyendo año tras año, siguen siendo considerables, ya que estas naciones representan nada menos que el 86% de la población mundial.
Tengamos en cuenta que China y Estados Unidos, que hoy lideran el aporte al PBI mundial, representan actualmente un tercio de este PBI, cuando en 1980 representaban mucho menos.
Es importante destacar que la acumulación de capital humano será relevante en la evolución futura de la geografía económica mundial. Por eso debemos considerar los últimos resultados de la prueba PISA, importante examen internacional llevado a cabo por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) desde hace más de veinte años, que mide el nivel de conocimientos de los alumnos de 15 años de edad en las áreas de lectura, matemática y ciencias. De la última edición de la prueba PISA participaron 81 países. Los países y las regiones asiáticas lograron los mayores puntajes en las tres asignaturas evaluadas; se destaca el caso de Singapur, que alcanzó el primer puesto en todas las áreas, seguido por Japón, China –Macao y Taipéi–. Esta mayor acumulación asiática de capital humano, pero también de capital físico, fortalecerá año tras año aún más el avance de las economías asiáticas en comparación con el mundo occidental.
El avance de las economías asiáticas, particularmente de China y la India, donde habita nada menos que la tercera parte de la humanidad, se afianza todos los años. Esto influye en el comercio internacional, actividad donde es posible que en un futuro cercano China desplace a Estados Unidos como el primer importador mundial. Las importaciones chinas vienen aumentando año tras año a un ritmo superior al de los Estados Unidos, país que desde hace muchos años es el primer importador mundial de bienes y servicios. Los cambios son notables: a principios de este siglo, las importaciones de Estados Unidos eran 6 veces superiores a las de China, pero esta gran diferencia viene disminuyendo año tras año por el mayor crecimiento de las importaciones chinas, y se ha reducido a apenas 20%.
Así las cosas, Asia está consolidando su liderazgo económico, impulsado por el gran crecimiento de la economía de China y la India. Los altos niveles de ahorro e inversión en los países asiáticos explican no solo estas altas tasas de crecimiento económico, sino también la acelerada disminución de la pobreza. Es cierto que la producción total de bienes y servicios es ya en China superior a la de Estados Unidos, pero esta nación aún continúa manteniendo su liderazgo militar, además del científico y tecnológico, que es la base de las mejoras en productividad.
Reiteramos que este importante crecimiento económico y de las importaciones de las grandes naciones asiáticas debe ser tenido en cuenta por nuestra política exterior, apuntando al aumento de nuestras exportaciones. Esta información es relevante para la orientación de nuestra política comercial externa, que debe potenciar y estimular nuestras exportaciones en los crecientes mercados asiáticos y expandir así nuestra producción de bienes y servicios, lo que impulsará genuinas oportunidades laborales. Este es el siglo de la primacía económica de Asia, y este es un hecho que no debe ser ignorado por la política exterior de nuestro país.
En el actual escenario internacional, caracterizado por el mayor crecimiento económico y comercial de las naciones asiáticas emergentes, nuestra política exterior no debe tener vaivenes motivados por la superficialidad discursiva de algunas de nuestras posiciones internacionales. Es hora de incrementar nuestras exportaciones, afectadas por enormes derechos de exportación que desalientan el pleno aprovechamiento de nuestros recursos y deben ser eliminados. El crecimiento económico de la Argentina impulsado por la expansión de las exportaciones, facilitará el abatimiento de la pobreza, fortalecerá la inclusión social y promoverá el desarrollo del interior del país.
Instituto Di Tella