Educación y virtualidad

En la sede de la Academia Nacional de Educación, con la presencia del doctor Alberto C. Taquini (h.) y un equipo de expertos colaboradores, tuvo lugar días pasados un encuentro para evaluar distintas experiencias de educación a distancia y analizar los desafíos que esta plantea.

En 2020, el artículo de la ley nacional de educación que prohibía la secundaria online fue derogado para sostener de manera transitoria los aprendizajes en una circunstancia de excepción como fue la pandemia. Luego, con el regreso a la presencialidad, la ley se retrotrajo. Fue la llamada Ley Bases la que introdujo nuevas modificaciones. Así, los estudios a distancia, como alternativa a la educación presencial desde el segundo tramo de primaria para menores de 18 años podrán impartirse en distintas modalidades educativas.

“La educación tiene mucho de contacto”, destacaba en la introducción la presidenta de la academia, Paola de Delbosco. Aun así, las circunstancias obligan a veces o posibilitan en otras ocasiones que los aprendizajes puedan adquirirse de manera presencial, virtual o híbrida. La expansión de la matrícula de educación virtual norteamericana pasó de 200 mil a 650 mil en pandemia, para luego descender levemente. Por su parte, el gobierno chino implementó un sistema en una plataforma de IA con un modelo de aprendizaje personalizado con 2000 centros de aprendizaje en 200 ciudades, para estudiantes primarios y secundarios.

Entre las experiencias locales que dan respuesta a necesidades específicas se mencionaron el Servicio de Educación a Distancia del Ejército Argentino (Seade), las escuelas rurales mediadas por tecnología (Unicef), los aprendizajes flexibles para deportistas que ofrece el Club River Plate y la experiencia del colegio Belgrano Day School de Buenos Aires, que se propuso transitar un camino nuevo y complementario.

Se destacó la flexibilidad que tienen los aprendizajes –sin que, por ejemplo, una enfermedad se vuelva un obstáculo–, así como el valor de la personalización y adecuación a las necesidades de cada estudiante.

Para 2022, el Observatorio Argentinos por la Educación reportó que el abandono escolar en la secundaria rondaba el 15%. Se suma al ausentismo cuando uno de cada cuatro estudiantes falta más de 20 días al año. Esta realidad obliga a encontrar formas de superarla y una de ellas radica precisamente en modificar y aumentar innovadoramente la oferta educativa.

El aula virtual es transnacional y ubicua, lo cual redefine la escuela. Abre posibilidades de comunicación entre la presencialidad y la virtualidad, que muchas veces genera resistencia por falta de conocimiento. Algunos solo consideran prohibirla mientras otros ven la oportunidad de utilizarla de manera prudente. Ante la irrupción de la IA, una educación formal estancada fuerza una transformación que hay que acompañar. Como recordó el doctor Taquini, sir Ken Robinson afirmaba que se necesita una revolución más que una evolución de la educación.