Axel Kicillof logró media sanción para su “RIGI bonaerense”: a qué inversores beneficia

La Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires aprobó este miércoles el Régimen Provincial de Inversiones Estratégicas que envió el gobernador Axel Kicillof, que otorga exenciones impositivas a los inversores que motoricen proyectos que impliquen al menos US$5 millones. La iniciativa tuvo apoyo de los 37 diputados del oficialismo y se sancionó con varias abstenciones, como las de los bloques radicales, de la Coalición Cívica y de la bancada de exlibertarios que se muestra colaborativa con el gobernador.

La sesión arrancó con un quorum de 80 legisladores. El proyecto fue tratado sobre tablas, por lo que el oficialismo necesitó dos tercios de los presentes para habilitar su debate. Bloques como los de UCR+Cambio Federal (10 integrantes) y Acuerdo Cívico UCR+GEN (seis miembros) aportaron a esos dos tercios, pero luego se abstuvieron en la votación del proyecto. La Coalición Cívica (que tiene un bloque de tres diputados) también se abstuvo, al igual que los nueve exlibertarios del bloque Unión, Renovación y Fe. Unión por la Patria fue el único bloque que votó de modo favorable. En contra, se pronunciaron Pro (12 diputados), Pro-Libertad (cinco), La Libertad Avanza (siete) y los monobloques Libre, Frente de Izquierda y PTS-FIT.

La aprobación del régimen provincial llega dos meses después de que el gobierno de Kicillof perdió la inversión para una planta de gas natural licuado, que se instalará finalmente en Río Negro, provincia que, a diferencia de Buenos Aires, sí adhirió al RIGI del gobierno de Javier Milei.

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El régimen bonaerense está destinado a la industria manufacturera, los servicios y la explotación de recursos naturales (que incluye minería, energía, petróleo y gas). El monto mínimo de inversión para ingresar en el esquema es de US$5 millones.

El ordenamiento aprobado en Diputados otorga exenciones en el impuesto inmobiliario, en Ingresos Brutos y en el impuesto a los sellos, además de “estabilidad fiscal”.

Para inversiones de entre 5 y 50 millones de dólares, la rebaja impositiva es de 30% durante cinco años; en las que van desde los 50 hasta los 200 millones de dólares, es de 25% por cuatro años, y cuando el monto supere los 200 millones de dólares, será de 20% por tres años.

La iniciativa prevé un 10% más de exención, por dos años, si el proyecto incrementa los puestos de trabajo, se ubica en zonas de ingresos bajos o en parques industriales, implica sustitución de importaciones o supone innovación tecnológica. Y un 5% adicional, por un año, si aumenta exportaciones, colabora con políticas de género o con la sostenibilidad ambiental.

El debate en las bancas

El diputado Gustavo Pulti (Unión por la Patria), defendió el proyecto. “Hay quienes han imaginado un contrapunto con el RIGI. El RIGI promueve que las inversiones por más de US$200 millones no paguen el 35% de Ganancias, sino el 25%, que las importaciones no paguen aranceles y que las exportaciones no paguen retenciones. En ninguna parte se habla de valor agregado, ni de proveedores locales”, señaló.

Guillermo Kane (FIT) se opuso y dijo en la sesión que Kicillof presentó el proyecto solo porque “no quiere que lo corran por no favorecer a la empresa privada”.

Romina Braga (Coalición Cívica) consideró que el proyecto es “una reacción por haber perdido la inversión que iba a ocurrir en Bahía Blanca”, y que “es parte de un gobierno que no planifica”.

Para María Laura Cano Kelly (PTS-FIT), el régimen de Kicillof “es una yapa al RIGI”. El radical Claudio Frangul (Acuerdo Cívico UCR+GEN) reprochó: “Es importante que se generen incentivos, pero hicimos sugerencias que no fueron tomadas en cuenta”.

Guillermo Castello (Libre) dijo que Kicillof “sigue con la idea de que lo grande es malo y ofrece más beneficios al que invierte menos”.

“Lo que llegó no es un RIGI, porque expulsa a las grandes inversiones”, afirmó el diputado Fernando Compagnoni (Pro-Libertad). Desde UCR+Cambio Federal, Valentín Miranda advirtió: “Sugerimos 13 modificaciones y no hay una que sea aceptada”.

Matías Ranzini, de Pro, calificó de “garabato de RIGI” al proyecto. Y cuestionó los beneficios por políticas de género: “Va a convenir más contratar travestis que chicos recién salidos de escuelas técnicas”.